Así defiende la soberanía el cura Fernando Lugo:
permitiendo a USAID manejar la salud pública, desarrollar proyectos
experimentales y desarrollar programas de control de natalidad.
Es más fácil, obviamente, matar a guerrilleros del EPP en el vientre de
sus madres que a través de las hordas bárbaras del ministro Filizzola.