
FERNANDO LUGO TRAS LOS PASOS DE
RICHARD NIXON
El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión. (Edmund Burke)
La
historia norteamericana nos recuerda cómo terminó el escándalo
Watergate. Enfrentado a un desafuero inevitable, Nixon anunció
apesadumbrado en cadena nacional: “Mañana al mediodía renunciaré a la
presidencia; inmediatamente después, el vicepresidente rendirá el
juramento de ley”.
Al día siguiente, a la hora señalada,
abandonaba la oficina oval y frente a una multitud de periodistas
trepaba al helicóptero que lo trasladaría al juicio inflexible de la
posteridad. Con los brazos en alto y haciendo una poco creíble “v” de la
victoria, el polémico mandatario dijo adiós. En ese momento, la
enigmática sonrisa de Tricky Dick (Ricardito el Tramposo, mote que lo
persiguió siempre) revelaba una tristeza infinita.
Era el epílogo del
cerco político que surgió con las investigaciones de los periodistas
Bob Woodward y Carl Bernstein y que, tras dos años de audiencias
legislativas, acorraló al presidente y su círculo de incondicionales,
algunos de los cuales como Harry Robbins, John Ehrlichmann y John Dean
fueron a prisión. El pecado de estos últimos no fue autorizar espionaje a
los demócratas, sino mentir e inventar historias para encubrir al
presidente, de manera idéntica a lo que hoy hacen en Paraguay quienes
rodean al obispo-presidente
Fernando Lugo.
En la última semana de
marzo de 1999, se produjo el asesinato del vicepresidente paraguayo Luís
María Argaña. La espiral de violencia que se desató concluyó días
después con la renuncia del entonces presidente Raúl Cubas Grau. Al
igual que en el caso del presidente norteamericano
Richard Nixon, en la
gestión del juicio político, los medios de comunicación y la presión
popular jugaron un papel decisivo.
En la misma circunstancia de
Nixon, Cubas abordó un avión de la Fuerza Aérea Brasileña que lo llevó
al exilio, aeronave que tal vez volvió a realizar un sobrevuelo
fantasmal sobre Paraguay, sólo que esta vez con la forma de un Hércules C
130 y bajo la bandera bolivariana de Hugo Chávez.
AMEDRENTAMIENTO Y PROYECCIÓN
El
abogado inglés John Gimlette se inspiró en Paraguay para escribir su
exitoso best seller “Sobre la Tumba del Cerdo Inflable”, y es innegable
que no le faltó tino para elegir el tema de un libro humorístico. Y eso a
pesar de haberlo concebido antes de la llegada al poder del
obispo-presidente
Fernando Lugo.
Los partidarios del clérigo se
esfuerzan en presentar el inminente juicio político que se les prepara
como un golpe de estado, un atentado contra la voluntad popular, aunque
entre ellos se encuentren muchos que ya participaron en marzo de 1999 de
la destitución del presidente Raúl Cubas, quien había ganado las
elecciones con un 54 por ciento de los votos, diferencia mucho más
amplia de la que obtuvo el obispo.
El pecado de Cubas había sido
indultar a su principal aliado político, el militar retirado Lino
Oviedo, aunque en orden inverso al caso de Nixon, que tras renunciar fue
indultado por Gerald Ford.
Desesperados ante el inminente juicio
político de su jefe, los luguistas intentan confundir a la opinión
pública acusando de golpistas a quienes propugnan el juicio político o
impeachment. Los divagues luguistas, redactados en una proclama titulada
“Democracia o Barbarie”, podrían enmarcarse en lo que en sicología se
conoce como Proyección, un mecanismo de defensa a través del cual el
individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen
interno o externo atribuyendo incorrectamente a los demás, sentimientos,
impulsos o pensamientos propios.
Para esclarecer el tema a los
extraviados, mas abajo se encuentran las definiciones de impeachment y
golpe de estado, dos cosas bien diferentes.
El objetivo de la campaña
de falacias luguistas es evidente: intentar amedrentar a quienes se
manifiestan en favor del juicio político. Como en una obra de Theodore
Dreiser, los jueces de la política paraguaya han decidido así defender
la verdad con mentiras.
Nada más certero para definir el curso de los
actuales acontecimientos en Paraguay, que la definición de Groucho
Marx: La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un
diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.
IMPEACHMENT O JUICIO POLÍTICO
El
Impeachment es una figura del Derecho anglosajón (específicamente en
Estados Unidos y Gran Bretaña) mediante el cual se puede procesar a un
alto cargo público. El parlamento o congreso debe aprobar el
procesamiento y posteriormente encargarse del juicio del acusado
(normalmente en la cámara alta). Una vez que un individuo ha sido objeto
de un impeachment tiene que hacer frente a la posibilidad de ser
condenado por una votación del órgano legislativo, lo cual ocasiona su
destitución e inhabilitación para funciones similares.
El término
impeachment literalmente significa "bochorno", y tiene su origen en la
Edad media, cuando el parlamento inglés lanzó acusaciones contra el rey y
sus colaboradores por derrochar caudales públicos, avergonzándolos. Las
traducciones al español más comunes son "moción de censura",
"impugnación", "impedimento", o "acusación pública" (también se usa
"juicio político").
GOLPE DE ESTADO
Un golpe de Estado
(calco del francés coup d'État) es la toma del poder político, de un
modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la
legitimidad institucional establecida en un Estado, es decir, las
normas legales de sucesión en el poder vigentes con anterioridad.
Se
distingue de los conceptos de revuelta, motín, rebelión, "putch",
revolución o guerra civil. Usualmente estos términos se utilizan con
poca propiedad o con intenciones propagandísticas, y en el transcurso de
los hechos y procesos históricos se suelen combinar entre sí.
Atendiendo
a la identidad de sus autores, suele presentar dos formas: el golpe de
palacio o golpe institucional, cuando la toma del poder es ejecutada por
elementos internos del propio gobierno, incluso de la misma cúspide
gubernamental; el golpe militar o pronunciamiento militar, cuando la
toma del poder es realizada por miembros de las fuerzas armadas.