La implementación de una reforma
agraria integral que
produzca beneficios para todo el país fue el pedido concreto al Gobierno hecho
por la Conferencia Episcopal Paraguaya.
En su pronunciamiento, la
Iglesia exige justa distribución de la tierra con el acompañamiento técnico y
financiero a los pequeños y medianos productores, algo que no se ha dado ni por
asomo bajo el gobierno del cura
Fernando Lugo.
La desidia e inacción del gobierno han hecho que la
popularidad del mismo se encuentre en su nivel más bajo, y la ciudad ha empezado
a llenarse de afiches y pintatas de repudio contra su gestión.
REFORMA
AGRARIA, GRAN FRACASO LUGUISTA
La reforma
agraria es una más de las
promesas incumplidas de Lugo, quien con sus secuaces ha demostrado más interés
en realizar negociados sobrefacturando tierras que en asistir a los angustiados
campesinos paraguayos.
Lejos de mostrar un avance en la política
agraria
del país, el renunciante presidente del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y
de la Tierra (Indert), Abog. Alberto Alderete, presentó a finales del 2009 los
índices de gestión de la CEPRA, con resultados hasta si se quiere catastróficos
en algunas áreas como construcción de aulas y escuelas rurales 4%, construcción
de nuevos caminos 6%, construcción de puentes 0%, capacitación a productores 7%,
provisión de letrinas sanitarias 12%, educación ambiental 0%, plan de manejo
sostenible 0%, entre otros bajos índices.