Apenas
inauguraba su gobierno
Fernando Lugo, su ministra de la mujer Gloria
Rubín orquestó un escándalo anti-sandinista con el objeto de repudiar al
líder nicaragüense Daniel Ortega, por presuntos hechos nunca
dilucidados de abusos sexuales, con un fuerte tufillo anti-izquierdista.
Sin
embargo, al conocerse que su propio jefe el clérigo-presidente había
abusado de menores de edad siendo además cura católico, a la ministra
feminista al servicio de un jerarca de la más machista de las iglesias
cristianas no se le movió un pelo. A propósito, viene a cuento este
testimonio de una humilde mujer campesina, vejada y abandonada por
quienes deberían velar por sus derechos, como la secretaria de estado
Gloria Rubín.
TESTIMONIO DE BENIGNA LEQUIZAMÓN
Benigna
Leguizamón (26), responsable de la demanda por filiación en contra del
presidente
Fernando Lugo, contraatacó ayer denunciando al ex obispo de
haberla sometido sexualmente. “Lugo me violó”, afirmó la denunciante.
La
mujer sorprendió a todos cuando relató que un día, el entonces monseñor
Lugo, la hizo buscar por su chofer, quien la llevó hasta el Obispado de
San Pedro, alegando que el obispo estaba enfermo. Sin embargo, según
comentó, al llegar Lugo la encerró en su habitación y la forzó a tener
sexo con él. “El Obispado era de dos pisos, me encerró bajo llave en una
habitación y allí me sacó la ropa a la fuerza y me sometió sexualmente.
No había cómo escapar de él”, comentó.
“Él me pidió que no me
enojara. Luego continuó la relación hasta que me quedé embarazada. Allí,
él me prometió hacerse cargo”, indicó.
MÁS HIJOS
Por otro
lado, Benigna relató que recibió una llamada de una mujer que se
identificó como Carmen, quien dijo ser de la colonia Correa Ruguá,
departamento de San Pedro. Esta, según dijo, le comentó que también ella
tiene un hijo de Lugo, que actualmente tiene 4 años. “Me dijo que
apenas solucione mi caso, ella también presentará la denuncia contra
Lugo. Este señor ahora me da asco”, expresó la denunciante.
“NIEGA A OTROS”
El
domingo pasado, el presidente
Fernando Lugo, tras pasar el día del
padre con su hijo Guillermo Armindo, había señalado que el niño es su
“único hijo”, a quien tildó como “un don de Dios”. Ante esto, Benigna
expresó que se sintió lastimada, “porque (Lugo) es un sinvergüenza”.
“Al
decir eso, él no solo está negando a mi hijo, sino también a los otros
que tiene por ahí. Cada día que pasa, este señor me da más asco”,
reiteró.
Este es el personaje que hoy ha logrado, tras deshonrar a
su iglesia y convertir a su pais en la burla del mundo, obtener la
aceptación social del estupro y la violación en la sociedad paraguaya.
ESTUPRO EN EL OBISPADO
Una
escabrosa historia de encubrimiento a un farsante acabó en gran parte
este lunes de pascuas, cuando el obispo
Fernando Lugo reconoció
públicamente ante las cámaras de Televisión haber tenido relaciones con
una jovencita de 16 años
Una escabrosa historia de encubrimiento a un
farsante acabó en gran parte este lunes de pascuas, cuando el obispo
Fernando Lugo reconoció públicamente ante las cámaras de Televisión
haber tenido relaciones con una jovencita de 16 años, Viviana Carrillo,
en tiempos en que se desempeñaba como Obispo de San Pedro, y abrió en
Paraguay el debate que ya estaba instalado en otras latitudes: el de los
escándalos aberrantes que de un tiempo atrás sacuden a la iglesia
católica.
No está demás mencionar que la Iglesia Católica protege a
estos delincuentes para defender su propia imagen en lugar de
denunciarlos y expulsarlos para defender al resto de ciudadanos. La
mayoría de los casos de pedofilia se han intentado resolver
internamente, trasladando a los curas pederastas a otras parroquias y
hablando con las familias para evitar las denuncias. Lejos está Paraguay
de ser un caso aislado en Sudamérica.
Un grave escándalo, de
características y dimensiones similares al que estalló hace tres años en
Estados Unidos, se instaló recientemente en los altares de la Iglesia
Católica de Brasil.. Entre ellos figura el sacerdote Félix Barbosa
Carreiro, quien hace unas semanas fue detenido tras ser sorprendido en
una orgía de droga y sexo con 4 adolescentes, y que acusó a “otros 12
padres” de incurrir en prácticas similares. Otro caso es del padre
Alfieri Eduardo Bompani, de 45 años, quien grababa videos y escribía un
diario donde daba cuenta de sus acciones.
El más repulsivo es el
caso es el del padre Tarcisio Spricigo, que abusó de varios menores
antes de ser arrestado por haber violado un pequeño de sólo cinco años
de edad. En los documentos y pruebsa del proceso contra el cura ha sido
incluido un diario, que es una especie de “manual de pedofilia”, que
incluye consejos como “jamás tener una relación con niños ricos”. El
libro de Spricigo, que fue descubierto por casualidad por una monja que
lo llevó a la Policía brasileña, también contiene “diez reglas para
actuar y quedar impunes”.
“Llueven niños seguros y confiables que
son sensuales y que mantienen un total secreto, que sienten la falta
del padre y viven sólo con la madre (…) Soy un seductor, seguro y calmo.
Basta aplicar las reglas y el chico caerá en mis manos y seremos
felices para siempre”, anotó el religioso en su escalofriante“manual”.
La
lista de casos de depravados y criminales ocultos bajo las sotanas se
antoja interminable: En Chile, el religioso Jaime Low Cabeza, fue
detenido por presunto estupro y abuso sexual contra menores. Los abusos
que supuestamente afectaron a cinco menores -todos varonesde entre 15 y
17 años- se habrían concretado cuando el religioso se desempeñaba en la
pastoral juvenil de la parroquia.
En 2001, el religioso salesiano
Carlos Larraín fue acusado de abusos contra una menor de nueve años en
la época en que se desempeñaba como director del Colegio María
Auxiliadora (entre 1997 y 1999). En abril de 2004, el sacerdote Víctor
Hugo Carrera fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Santiago,
luego de permanecer tres años como prófugo de la justicia, pues fue
acusado de abuso sexual contra un menor en 1999 en Punta Arenas.
Mientras
en Paraguay el obispo Fernando Lugo reconoció haber cometido estupro
siendo obispo, y niños sordomudos denunciaron haber sido violados por
curas en Verona, en México denuncian que existen logias protegen a estos
criminales.
El cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera y el
arzobispo de Los Angeles, Roger Mahony, habrían encubierto a un
sacerdote mexicano acusado de varios casos de abuso sexual contra
menores monaguillos bajo el paraguas de esta suerte de Odessa de
pedófilos.
La deportación por parte de las autoridades de la Santa
Iglesia de Roma, con destino a Paraguay, de varios sacerdotes católicos
acusados de haber abusado sexualmente de menores en todas las latitudes
del orbe, aumenta las sospechas en cuanto al encubrimiento brindado a
estos criminales. No hace mucho que en un ambiente caldeado laicos
organizados y fieles católicos del Alto Paraná, a trescientos kilómetros
de la capital del pais, denunciaron que en su comunidad se habían
refugiado en un seminario los padres Carlos Urrutigoity y Eric Ensey,
acusados de abuso sexual en Estados Unidos. Es demasiado casual que
estos criminales se hayan refugiado en el Paraguay poco después del
triunfo electoral del obispo Fernando Lugo, que se produjo en ancas de
algunas de las más reaccionarias fuerzas atávicas de este Paraguay
surrealista: el pensamiento mágico, la tradición autoritaria y el
machismo con el cual fue denigrada un candidata mujer.
Para concluir
esta descripción del Paraguay, podríamos tomar prestadas palabras
publicadas en la Jornada de Oriente con la firma de Anamaría Ashwel, y
sólo cambiar la palabra México por Paraguay: “una oscurantista alianza
masculina, mayormente de políticos y sacerdotes, han regresado el tiempo
de México al Virreinato: han legislado para quitarle el derecho a la
mujer sobre su cuerpo. Sacerdotes supuestamente célibes, abiertamente
misóginos, muchos pedófilos y desconocedores absolutos de la condición
fisiológica y social de las mujeres —y encima vestidos con faldas
largas— representando valores culturales que para las mujeres caducaron
con el Virreinato, apuntalaron el voto de políticos que decidió que las
mujeres sólo tienen el derecho a estar preñadas.”
EXTORSIÓN EN LA SACRISTÍA
Pero
el obispo no sólo cometía sus delitos sexuales mientras preparaba los
sermones, también era chantajeado con otros secretos de sacristía.
El
obispo de Concepción, Zacarías Ortiz, conmocionó hoy a la opinión
pública revelando que el dirigente campesino Elvio Benítez y José
“Pakova” Ledesma extorsionaban al clérigo-presidente en base al
conocimiento de sus perversiones, de allí la forma milagrosa en que
obtenían de Lugo todas las concesiones y privilegios en el gobierno.
Según
el obispo, el dirigente y el gobernador tenían entre “la espada y la
pared” al presidente, aprovechando que manejaban la información. Recordó
que Fernando Lugo fue obispo de San Pedro y por su trabajo de años en
esa región conoce muy bien a Elvio Benítez y José Ledesma. Ver:
www.abc.com.py/2009-04-15/articulos/512779/aseguran-que-campesino-y-gobernador-chantajeaban-a-lugo
La
revelación explicaría la extraordinaria influencia de ciertos grupos en
el gobierno del obispo, entre otros Tekojojá y Pmas, que sin grandes
méritos- el PMas ni siquiera logró un representante en diputados-
obtienen una desproporcionada participación en el gobierno del obispo.
Tiempo
atrás el referente principal del Pmas, Camilo Soares, fue acusado de
ser el organizador de orgías del obispo en una mansión en una isla sobre
el río. Su grupo, sin representación parlamentaria, controla tantas
secretarías de estado como el Partido Liberal, con un tercio del más de
centenar de bancas con que cuenta el Congreso bicameral de Paraguay.
Otro
caso curioso es el del secretario privado del presidente, Miguel Angel
López Perito, cuya renuncia “indeclinable” fue revocada cuando el
clérigo-presidente aceptó que haría todo lo que su asistente –a quien
adjudicó el título ficticio de “jefe de gabinete” le ordenaba.
Otros
hechos que se explicarían con la revelación del obispo Ortiz son las
facilidades con que se autoadjudican dinero público algunos amigos del
clérigo-presidente. “Los amigos de Lugo toman por asalto las arcas
públicas” graficó la situación el titular de la Unión de Gremios de la
Producción (UGP), Héctor Cristaldo, advirtiendo que los recursos se
manejan discrecionalmente. Fernando Lugo estuvo a punto de dejar de lado
31 programas del Ministerio de Agricultura para entregar una ofrenda de
8 millones de dólares a sus extorsionadores, y sólo revió su posición
cuando fue amenazado con un juicio político y la destitución.
El
obispo Fernando Lugo ganó las elecciones paraguayas con gran respaldo
del embajador norteamericano James Cason, el 20 de abril de 2008. Lo
curioso de todo es que la prensa mediática insiste en incluirlo en la
lista de presidentes “izquierdistas” de Sudamérica, aunque la realidad
de los hechos digan otra cosa.
Para su campaña proselitista contó
con la invalorable ayuda de la prensa vinculada a la SIP, National
Endowment for Democracy y empresarios vinculados al Plan Cóndor y la
Secta Moon.
A poco de asumir, firmó acuerdos en materia represiva
con Alvaro Uribe, y ordenó un operativo militar en el norte del
PARAGUAY que implicó torturas y ejecuciones extra-judiciales de
campesinos. La represión obedeció al clamor de oligarcas ganaderos en la
zona en conflicto, varios de ellos brasileños que se apropiaron de
tierras sujetas a reforma agraria.
Recientemente agasajó a la
SIP, y en su discurso condenó las políticas comunicaciones de Cuba y
Venezuela. Las revelaciones de Ortiz y el escándalo por estupro desatado
en plena semana santa, con una confesión posterior como regalo de
Pascuas, plantean la angustiosa interrogante de cuántos otros secretos
de sacristía son esgrimidos por otros influyentes personajes del entorno
palaciego de Fernando Lugo.
¿LO SANCIONARÁ LA IGLESIA CATÓLICA?
La
confesión del obispo Fernando Lugo de haber cometido estupro lo hace
candidato a engrosar esta lista publicada por Pepe Sánchez.
Sirva recordar sucintamente algunos casos notables que han protagonizado diferentes prelados durante la última década:
--
Alphonsus Penney, arzobispo de la diócesis de San Juan de Terranova
(Canadá), dimitió, en julio de 1990, por haber encubierto decenas de
delitos sexuales cometidos contra unos 50 menores por más de una
veintena de sacerdotes de su diócesis.
-- Hubert Patrick
O'Connor, obispo de Prince George (Canadá), en febrero de 1991, fue
formalmente acusado por la Policía de haber violado a varias mujeres y
de cometer asaltos obscenos contra varias otras.
-- Eamon Casey,
obispo de Dublín (Irlanda), dimitió, en mayo de 1992, tras conocerse que
era padre de un adolescente y que de los fondos de la diócesis había
pagado a la madre, en 1990, unos doce millones de pesetas "para gastos".
--
Rudolf Bär, obispo de Rotterdan (Holanda), fue forzado a presentar su
dimisión, en marzo de 1993, tras ser acusado de "homosexual".
--
Hansjoerg Vogel, obispo de Basilea (Suiza), dimitió de su cargo, en
junio de 1995, debido a que estaba esperando un hijo de su amante.
--
Roderick Wright, obispo de la diócesis de Argyll y las Islas (Escocia),
dimitió, en septiembre de 1996, tras haber protagonizado una ruidosa
fuga con una atractiva feligresa.
-- Hans Hermann Gröer, cardenal
y arzobispo de Viena (Austria) y presidente de la Conferencia Episcopal
austriaca, fue forzado a dimitir de todos su cargos, en abril de 1998,
tras ser acusado, en 1995, de cometer una diversidad de delitos sexuales
contra menores, por una decena de antiguos seminaristas de los que fue
confesor (ver Caso 6).
-- John Aloysius Ward, arzobispo de
Cardiff (Irlanda), fue sustituido al frente de su diócesis, por el
Vaticano, en diciembre de 2000, por la presión social desencadenada por
haber encubierto a dos curas pedófilos de su diócesis que acabaron
encarcelados, aunque la causa oficial para dejar su puesto fue la
convalecencia de una trombosis.
-- Pierre Pican, obispo de la
diócesis francesa de Bayeux Lisieux, fue condenado, en septiembre de
2001, a tres meses de prisión por haber encubierto a un sacerdote
pederasta (ver Caso 4).
-- Anthony J. O'Connell, obispo de Palm
Beach (Florida), dimitió en marzo de 2002 tras admitir haber abusado de
dos seminaristas; con uno de ellos, a finales de la década de los
setenta, se había metido en la cama, desnudo, cuando el joven acudió a
él para pedirle consejo pastoral. O'Connell reconoció que su diócesis
pagó a su víctima, en 1976, la suma de 125.000 dólares para ocultar los
hechos (que incluían los tocamientos de O'Connell y los abusos sexuales
de otros dos sacerdotes). "Ninguna de las personas que me nombró para
este cargo lo sabía. Aunque siempre supe que estaba en mi pasado, no lo
reconocí", dijo el obispo.
-- J. Keith Symons, el obispo anterior
de Palm Beach al que O'Connell tuvo que sustituir en 1999, también
debió dimitir tras verse obligado a admitir que había abusado de cinco
monaguillos durante las décadas de los años 1950 y 1960.
--
Julius Paetz, arzobispo de Poznan (Polonia), renunció al cargo, en marzo
de 2002, tras haber sido acusado de cometer abusos sexuales sobre
decenas de seminaristas (ver Caso 8).
-- Brendan Comiskey, obispo
de la diócesis irlandesa de Ferns, dimitió en abril de 2002, al hacerse
público que encubrió los delitos sexuales que uno de sus sacerdotes
cometió sobre varios menores (ver Caso 5).
-- Franziskus
Eisenbach, obispo auxiliar de la diócesis alemana de Maguncia, renunció a
su cargo, en abril de 2002, a consecuencia de la denuncia presentada
por la catedrática Anne Bäumer-Schleinkofer, en septiembre de 2000,
acusando al prelado por abuso sexual y daños corporales. Fue la primera
vez que la justicia alemana investigó a un obispo y, aunque el proceso
fue sobreseído por el tribunal de Coblenza, en noviembre de 2001, por
falta de pruebas, el obispado tuvo que reconocer que entre la
denunciante y el obispo hubo "contacto corporal", quedando sin aclarar
todo un trasfondo de otras posibles relaciones sexuales.
--
Rembert Weakland, arzobispo de Milwaukee, solicitó al Vaticano, en mayo
de 2002, que aceptase su jubilación anticipada tras saltar a la luz que
compensó con 450.000 dólares a un ex amante adulto que le acusaba de
violación.
-- James Williams, obispo de Louisville (Kentucky),
renunció en junio de 2002 tras ser acusado por uno de sus antiguos
monaguillos, James Bennett, un joven de 33 años, que acusó al obispo
Williams de haber abusado sexualmente de él hace 21 años, cuando fue su
ayudante en una parroquia; al parecer no fue su única víctima, ya que
otras 90 denuncias de otras tantas víctimas incidieron en lo mismo.
--
James McCarthy, obispo auxiliar en la archidiócesis de Nueva York,
dimitió de sus cargos en junio 2002 tras reconocer haber mantenido
relaciones sexuales con varias mujeres, que en este caso eran todas
mayores de edad.
-- George Pell, arzobispo de Sydney, renunció
temporalmente a su cargo en agosto de 2002 tras ser acusado de haber
abusado sexualmente de un menor de 12 años en 1961. Tres meses antes, en
junio de 2002, varios feligreses le habían acusado de encubrir delitos
sexuales del clero, cuando fue obispo auxiliar en Melbourne, en 1993,
ofreciendo dinero a las víctimas a cambio de silencio.
-- Edgardo
Storni, arzobispo de Santa Fe (Argentina), fue procesado judicialmente
en agosto de 2002 acusado de haber abusado sexualmente de al menos una
cincuentena de jovencitos, todos ellos seminaristas. El Vaticano le
investigó por esta misma conducta en 1994, pero silenció su expediente.
En el momento de cerrar la edición de este libro, a principios de
septiembre de 2002, en el Vaticano se había adoptado la decisión de
removerlo de su cargo, pero todavía no la había materializado (ver Caso
9). Nota: Storni fue removido de su cargo en octubre de 2002.
--
Francisco José Cox, ex arzobispo de La Serena (Chile), fue recluido de
por vida en un monasterio en noviembre de 2002 por "comportamiento
impropio con niños varones". Los abusos sexuales a menores cometidos por
este prelado se produjeron a lo largo de muchos años, pero sólo ahora
la Iglesia tomó cartas en el asunto. La comunidad a la que pertenece el
prelado, la de Shoenstatt, le examinó y le encontró "no apto
pasiquicamente para la función pastoral".
-- Bernard Law,
arzobispo de Boston (Estados Unidos), fue finalmente "dimitido" en
diciembre de 2002, más de un año después de que en su archidiócesis
estallasen cientos de casos de delitos sexuales contra menores cometidos
por sacerdotes y encubiertos por el cardenal Law con plena conciencia y
voluntad de proteger a los delincuentes con desprecio de sus víctimas
(ver Caso 2). De todos los casos conocidos hasta la fecha, este cardenal
es el que mayor número de delitos ha encubierto y ha propiciado (buena
parte de los sacerdotes que encubrió volvieron a delinquir en numerosas
ocasiones, cosa que pudieron hacer gracias a la protección continuada
que les facilitó el cardenal). Al igual que sus colegas, prelados
delincuentes sexuales por acción (agresores ellos mismos) o por omisión
(encubridores y cómplices), Law tampoco ha sido juzgado por un
comportamiento delictivo que ha protagonizado durante décadas. Sigue
contando con la protección del Papa.
Esta relación, que no
pretende ser exhaustiva -son simples casos que figuran en mi archivo-, y
que podría ser notablemente ampliada realizando una búsqueda en bases
de datos internacionales, comprende una buena representación de las
conductas relacionadas con la sexualidad, delictiva o no, protagonizadas
por prelados católicos. Sin duda los casos apuntados constituyen una
minoría entre el total de prelados, cierto, pero también lo es que éstos
son unos pocos casos que han trascendido a la luz pública. Tan sólo con
la notas que figuran en mi archivo podría alargar este listado con
otros 26 casos parecidos que todavía no han aflorado al conocimiento
público, pero no tiene especial interés hacer tal cosa. El total de
casos asimilables que existen en todo el mundo, sin duda nos obligaría a
ocupar decenas de páginas si pretendiésemos emprender una relación
somera de los mismos.
¿LO SANCIONARÁ LA IGLESIA CATÓLICA?
La
confesión del obispo Fernando Lugo de haber cometido estupro lo hace
candidato a engrosar esta lista publicada por Pepe Sánchez.
Sirva recordar sucintamente algunos casos notables que han protagonizado diferentes prelados durante la última década:
--
Alphonsus Penney, arzobispo de la diócesis de San Juan de Terranova
(Canadá), dimitió, en julio de 1990, por haber encubierto decenas de
delitos sexuales cometidos contra unos 50 menores por más de una
veintena de sacerdotes de su diócesis.
-- Hubert Patrick
O'Connor, obispo de Prince George (Canadá), en febrero de 1991, fue
formalmente acusado por la Policía de haber violado a varias mujeres y
de cometer asaltos obscenos contra varias otras.
-- Eamon Casey,
obispo de Dublín (Irlanda), dimitió, en mayo de 1992, tras conocerse que
era padre de un adolescente y que de los fondos de la diócesis había
pagado a la madre, en 1990, unos doce millones de pesetas "para gastos".
--
Rudolf Bär, obispo de Rotterdan (Holanda), fue forzado a presentar su
dimisión, en marzo de 1993, tras ser acusado de "homosexual".
--
Hansjoerg Vogel, obispo de Basilea (Suiza), dimitió de su cargo, en
junio de 1995, debido a que estaba esperando un hijo de su amante.
--
Roderick Wright, obispo de la diócesis de Argyll y las Islas (Escocia),
dimitió, en septiembre de 1996, tras haber protagonizado una ruidosa
fuga con una atractiva feligresa.
-- Hans Hermann Gröer, cardenal
y arzobispo de Viena (Austria) y presidente de la Conferencia Episcopal
austriaca, fue forzado a dimitir de todos su cargos, en abril de 1998,
tras ser acusado, en 1995, de cometer una diversidad de delitos sexuales
contra menores, por una decena de antiguos seminaristas de los que fue
confesor.
-- John Aloysius Ward, arzobispo de Cardiff (Irlanda),
fue sustituido al frente de su diócesis, por el Vaticano, en diciembre
de 2000, por la presión social desencadenada por haber encubierto a dos
curas pedófilos de su diócesis que acabaron encarcelados, aunque la
causa oficial para dejar su puesto fue la convalecencia de una
trombosis.
-- Pierre Pican, obispo de la diócesis francesa de
Bayeux Lisieux, fue condenado, en septiembre de 2001, a tres meses de
prisión por haber encubierto a un sacerdote pederasta.
-- Anthony
J. O'Connell, obispo de Palm Beach (Florida), dimitió en marzo de 2002
tras admitir haber abusado de dos seminaristas; con uno de ellos, a
finales de la década de los setenta, se había metido en la cama,
desnudo, cuando el joven acudió a él para pedirle consejo pastoral.
O'Connell reconoció que su diócesis pagó a su víctima, en 1976, la suma
de 125.000 dólares para ocultar los hechos (que incluían los tocamientos
de O'Connell y los abusos sexuales de otros dos sacerdotes). "Ninguna
de las personas que me nombró para este cargo lo sabía. Aunque siempre
supe que estaba en mi pasado, no lo reconocí", dijo el obispo.
--
J. Keith Symons, el obispo anterior de Palm Beach al que O'Connell tuvo
que sustituir en 1999, también debió dimitir tras verse obligado a
admitir que había abusado de cinco monaguillos durante las décadas de
los años 1950 y 1960.
-- Julius Paetz, arzobispo de Poznan
(Polonia), renunció al cargo, en marzo de 2002, tras haber sido acusado
de cometer abusos sexuales sobre decenas de seminaristas (ver Caso 8).
--
Brendan Comiskey, obispo de la diócesis irlandesa de Ferns, dimitió en
abril de 2002, al hacerse público que encubrió los delitos sexuales que
uno de sus sacerdotes cometió sobre varios menores
-- Franziskus
Eisenbach, obispo auxiliar de la diócesis alemana de Maguncia, renunció a
su cargo, en abril de 2002, a consecuencia de la denuncia presentada
por la catedrática Anne Bäumer-Schleinkofer, en septiembre de 2000,
acusando al prelado por abuso sexual y daños corporales. Fue la primera
vez que la justicia alemana investigó a un obispo y, aunque el proceso
fue sobreseído por el tribunal de Coblenza, en noviembre de 2001, por
falta de pruebas, el obispado tuvo que reconocer que entre la
denunciante y el obispo hubo "contacto corporal", quedando sin aclarar
todo un trasfondo de otras posibles relaciones sexuales.
--
Rembert Weakland, arzobispo de Milwaukee, solicitó al Vaticano, en mayo
de 2002, que aceptase su jubilación anticipada tras saltar a la luz que
compensó con 450.000 dólares a un ex amante adulto que le acusaba de
violación.
-- James Williams, obispo de Louisville (Kentucky),
renunció en junio de 2002 tras ser acusado por uno de sus antiguos
monaguillos, James Bennett, un joven de 33 años, que acusó al obispo
Williams de haber abusado sexualmente de él hace 21 años, cuando fue su
ayudante en una parroquia; al parecer no fue su única víctima, ya que
otras 90 denuncias de otras tantas víctimas incidieron en lo mismo.
--
James McCarthy, obispo auxiliar en la archidiócesis de Nueva York,
dimitió de sus cargos en junio 2002 tras reconocer haber mantenido
relaciones sexuales con varias mujeres, que en este caso eran todas
mayores de edad.
-- George Pell, arzobispo de Sydney, renunció
temporalmente a su cargo en agosto de 2002 tras ser acusado de haber
abusado sexualmente de un menor de 12 años en 1961. Tres meses antes, en
junio de 2002, varios feligreses le habían acusado de encubrir delitos
sexuales del clero, cuando fue obispo auxiliar en Melbourne, en 1993,
ofreciendo dinero a las víctimas a cambio de silencio.
-- Edgardo
Storni, arzobispo de Santa Fe (Argentina), fue procesado judicialmente
en agosto de 2002 acusado de haber abusado sexualmente de al menos una
cincuentena de jovencitos, todos ellos seminaristas. El Vaticano le
investigó por esta misma conducta en 1994, pero silenció su expediente.
En el momento de cerrar la edición de este libro, a principios de
septiembre de 2002, en el Vaticano se había adoptado la decisión de
removerlo de su cargo, pero todavía no la había materializado (ver Caso
9). Nota: Storni fue removido de su cargo en octubre de 2002.
--
Francisco José Cox, ex arzobispo de La Serena (Chile), fue recluido de
por vida en un monasterio en noviembre de 2002 por "comportamiento
impropio con niños varones". Los abusos sexuales a menores cometidos por
este prelado se produjeron a lo largo de muchos años, pero sólo ahora
la Iglesia tomó cartas en el asunto. La comunidad a la que pertenece el
prelado, la de Shoenstatt, le examinó y le encontró "no apto
pasiquicamente para la función pastoral".
-- Bernard Law,
arzobispo de Boston (Estados Unidos), fue finalmente "dimitido" en
diciembre de 2002, más de un año después de que en su archidiócesis
estallasen cientos de casos de delitos sexuales contra menores cometidos
por sacerdotes y encubiertos por el cardenal Law con plena conciencia y
voluntad de proteger a los delincuentes con desprecio de sus víctimas.
De todos los casos conocidos hasta la fecha, este cardenal es el que
mayor número de delitos ha encubierto y ha propiciado (buena parte de
los sacerdotes que encubrió volvieron a delinquir en numerosas
ocasiones, cosa que pudieron hacer gracias a la protección continuada
que les facilitó el cardenal). Al igual que sus colegas, prelados
delincuentes sexuales por acción (agresores ellos mismos) o por omisión
(encubridores y cómplices), Law tampoco ha sido juzgado por un
comportamiento delictivo que ha protagonizado durante décadas. Sigue
contando con la protección del Papa.