Luís Agüero Wagner
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Leon
X, empeñado en la construccion de la Iglesia de San Pedro de Roma,
solicitó al pueblo católico una ayuda extraordinaria, y legitimó la
venta de indulgencias conmutando por dinero ayunos, peregrinaciones y
demás sanciones religiosas que la Iglesia solía imponer por los pecados
cometidos. La predica del negocio en Alemania se hizo con exagerada
publicidad y falta de pudor, al punto que incluso se encargó al Banco
de los Fugger el cobro correspondiente a las indulgencias, algo que
acabó desencadenado la reforma luterana.
El
episodio no parece haber escarmentado al clero si consideramos que en
Paraguay la conferencia episcopal emitió un documento donde se instaba
a los fieles a colaborar con más entusiasmo para las “actividades
pastorales”, declarándose la iglesia paraguaya en bancarrota.
La
declaración en quiebra coincidió con el aborto de un intento del
obispo-presidente Fernando Lugo de entregar 15 millones de dólares de
la Binacional Itaipu “para obras sociales” a la iglesia católica, para
su “administración”.
Un escandaloso
uso populista de la religión se ha implantado en el Paraguay con el
ascenso al poder del obispo Fernando Lugo. Como si fuera una cuestión
de estado, la simbología religiosa está presente en todos los actos del
gobierno, y ocasionalmente el clérigo-presidente sube a un púlpito para
realizar sus discursos. La tentación de refugiarse en lo corporativo
apareció así en la política paraguaya nuevamente a la vuelta de la
esquina, en el seno de un gobierno que aunque saludado como un avance
“progresista”, retrotrajo a una sociedad ya de por sí conservadora a
las más nefastas etapas oscurantistas de la historia.
Para
notar que todo esto no constituye exageración, basta mencionar que el
amigo personal y colega del obispo Fernando Lugo, el también obispo
Mario Melanio Medina, se ha convertido en un poderoso traficante de
influencias abocado a conceder contratos en Yacyretá.
Durante
la campaña proselitista del obispo Fernando Lugo, Melanio Medina
apareció en cortos publicitarios de TV con su sotana y un rosario en la
mano pidiendo "en nombre de Dios" que se vote por el obispo Fernando
Lugo. El obispo es conocido por aparecer en las páginas de las
secciones políticas de los diarios como si fuera un tribuno más.
Anteriormente aparecía criticando al gobierno, ahora aparece
defendiéndo a Lugo y traficando influencias.
Ya
la prensa se hizo eco de que su defensa del actual director de
Yacyretá, se debió a que recibió en varias oportunidades millonarias
sumas en donación para las "actividades pastorales" de su diócesis, por
valor de alrededor de cien mil dólares. Ahora vuelve a ser noticia por
traficar influencias para obtener contratos. CON EL LOGO EPISCOPAL
Medina envía a sus recomendados no solo una tarjeta personal sino una
que tiene el logo diocesal de la que está a su cargo.
La
última nota que el prelado envió está dirigida al jefe de seguridad de
Yacyretá, Baudelio Gamarra, a quien solicitó que converse sobre temas
laborales en ese sitio con Eladio González Álvarez.
"Agradecido
por la atención, le saludo atentamente", se despide el religioso.
Medina, quien apoyó abiertamente al mandatario en su candidatura a la
Presidencia, es considerado un influyente personaje del gobierno de
Lugo y, por ello, los que desean conseguir trabajo acuden a él. Aunque
nadie quiera admitirlo, la actual incursión abierta de la iglesia
católica en favor del obispo suspendido Fernando Lugo se originó cuando
el ex presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos asumió públicamente su
adhesión al culto evangélico, contrariando a las autoridades
eclesiásticas que siempre han reivindicado su derecho al monopolio
religioso global.Las autoridades de la iglesia católica de inmediato
respondieron disparando fuertes críticas a la gestión del gobierno de
Duarte. Entre estas voces sobresalió el obispo Mario Melanio Medina, a
quien se considera en Paraguay prácticamente un político más. Medina,
al igual que Lugo, exteriorizaba constantemente su vocación de político
haciendo críticas en tono de candidato opositor en campaña, y
apareciendo en la sección de noticias políticas de los diarios como si
fuera un tribuno en medio de la disputa electoral.
Los
grupos luguistas un importante respaldo de la iglesia católica que puso
su servicio sus templos y casas parroquiales en todo el país para
convocatorias y reuniones políticas, prestando su estructura y grupos
de oración y afines como bases a sus candidatos, y desde el púlpito y
la prensa instaron abiertamente a los electores a votar por Lugo, en
tanto el Nuncio apostólico hizo las veces de Poncio Pilatos
desentendiéndose del asunto.
El
resultado está a la vista, y como si fuera un estado suspendido fuera
de la Historia, el Paraguay pareciera haber retrocedido a tiempos del
inescrupuloso y corrupto papa Alejandro VI, que repartió el mundo entre
españoles y portugueses como si se tratase de la sagrada comunión. LAW